La Historia de Bulma Brief - Parte 1

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Todo comenzó cuando yo me acercaba, en mi automovil, al lugar en donde se encontraba Goku, aún era una joven de 16 años, me faltaba mucho por vivir. Bajé de mi auto, dirigí mi mirada hacia al acantilado que estaba en frente de mi y doy un suspiro al mismo tiempo que levanto mis brazos.
Aún seguía con mi misión de encontrar las 7 esféras del Dragon, para pedir mi deseo de un amor verdadero. Sin más pensar, saqué de mi bolso, el radár para partir en busca de las esféras, y dije:
-Estoy segura de que se encuentra cerca, creo que tendré suerte-.

Me dirigí hacia mi automovil, continuando en mi camino, sin pensar que mi vida iba a cambiar por completo.

Minutos mas tarde, viajaba a toda velocidad en mi auto, pero no me percaté de que había alguien en mi camino.

-¡Aahhhh!- Gritamos ambos, e hice un intento desenfrenado de girar hacia el lado contrario por donde me dirigía.
No funcionó, y el pobre salió volando por los aires, hasta chocar contra un árbol, y grité:

-¡Dios mío, Creo que lo atropellé!-

El chiquillo salió ileso, pero a continuación me dijo:

-¡Ay! ¿Que pasó, en donde estoy?-.

-¡Hay que suerte, está vivo!- Le dije, pero aquel incidente lo había alterado tanto, que comenzó a gritarle a mi auto.

-¡Ay, Monstruo tramposo, querías robarte mi pescado, ya verás malvado!

Y Se dirigió hacia mi auto, sin percatarse de que yo estaba adentro. Tomo el auto en sus brazos, y yo estaba sorprendida de que un niño de su edad pudiera con tanto peso encima, aunque, sentía miedo, ya que me mandó por los aires.

Mi auto quedó destrozado, el pequeño sacó un bastón rojo que tenía en su espalda y me gritó:

-¡Si quieres mi pescado, tendrás que luchar por el, prepárate para pelear!-

-¡¿Como crees que voy a pelear contigo por un pescado, acaso no ves que soy una chica indefensa?!- Le grité de tal manera que el dijo: -¿Que es una chica?-.

-¡Ah, eres un imbécil!- Entonces fue cuando tomé mi arma y le disparé 3 veces, pero, no le causo daño alguno y me dijo:

-¿¡Porqué hiciste eso!?-
-¡Yo..Yo...Yo no sabía que hacer, además tu me lanzaste junto con mi auto que quedó totalmente destrozado! Le dije.

-¡Querías quitarme mi comida!- Me dijo, y tomó de nuevo su bastón y intentó atacarme, pero se detuvo antes de que le dijera:

-¡No, no quiero tu pescado, no soy un monstruo, soy un ser humano!-

-¿Qué, qué, humano?- Me dijo, y le respondí: -¡Claro!-.

Salí de mi auto, de la unica manera posible, y le enseñé que era un humano como el. Me dijo que no me moviera, y comenzó a observarme por todos lados, le interrumpí cuando le dije:

-También eres humano, ¿no?-

-¡Claro que lo soy, pero, tu, no sé, eres un poco diferente de mi, te ves distinta-.

Lo miré con mucho aprecio, me pareció algo muy tierno que lo dijera:

-Es porque soy una chica- Le contesté.

-¿Una chica?, Nunca había visto una- Me dijo el pequeño.
-¿Hablas encerio, nunca habías visto una chica, o una mujer?- Le contesté muy confundida.
-¡No!, Aparte de el abuelo, eres el primer humano que conosco- Antes de que dijera una palabra mas, lo miré muy sorprendida, y continuó: -Te estoy diciendo la verdad, el abuelo me dijo que si alguna vez conociera una chica, debía ser muy amable con ella-.

-¡Ay, que lindo!- y le guiñé un ojo y le continué diciendo: -¿Ves?, Lo cortés no quita lo valiente, ¿y vives con tu abuelo?-

-No, el murió- Me dijo, y siguió caminando al mi alrededor, y con su bastón, levantó mi vestido, cosa que fue muy incómoda y le grité:

-¡Oye! ¿Porqué hiciste eso?-

-Oye, ¿tienes cola?- me dijo -Yo si tengo, y es lindísima, ¿no crees?-

Yo le sonreí y susurré: -Tiene cola, y además está orgulloso de ella, que niño tan raro-.

-Oye, ¿tú atrapaste al monstruo ruidoso?- me dijo curioso.
-No es un monstruo ruidoso, es un auto, en la ciudad tenemos muchos- Le respondí.

El muchacho saltó sobre el y dijo:

-Es cierto, el abuelo me habló de ellos. Son maravillosos, increíbles, únicos-.
-Y tú eres un niño demasiado fuerte, ¿verdad?- Le dije.
-¡Si, el abuelo me hace correr y levantar rocas pesadas, oye, dime una cosa, si vienes en auto, quiere decir que vienes de la ciudad, ¿verdad?- me dijo el pequeño.
-Si, así es- le respondí